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"Se supone que el ser humano tiene la capacidad de ser inteligente, de pensar razonadamente, de realizar introspección, de analizar y verbalizar su pensamiento, de generar ideas y sobre todo de usar esa inteligencia para buscar su felicidad y la de aquellas personas a las que quiere.

Yo no sé, si lo que se considera como inteligencia se encuentra bien definida así como lo que se considera como estupidez.

 

Lo cierto es que intentando analizar los hechos que cada día nos rodean, se me crea algún tipo de confusión. Si me centro en el campo que más conozco que es de la educación, la cuestión se complica todavía más."

"Madurar significa desarrollar un cerebro inmaduro para ir alcanzando cotas de más complejidad y, madurez, las cuales van a facilitar posibilidades de aprendizaje, comprensión, verbalización y acción.

 

La persona, niño o niña, necesita ser asistid@ en este proceso, teniendo experiencias y vivencias, que les van a proporcionar datos que generarán conceptos y transformaran su estructura mental en otra más compleja y con diferentes características; a través de las cuales se podrán desenvolver mejor en el mundo, facilitando el conocimiento de su entorno, de los grupos sociales en los que se integran y encontrando soluciones positivas a las situaciones nuevas y a los conflictos que se les presenten."

La educación, algo  que cada un@ ha de conseguir por sí mism@, es todo aquello que contribuye  a aumentar la comprensión del mundo y la capacidad propia de desarrollo y placer, y a adquirir libertad, dignidad y valía personales en el contexto en que vive. La auténtica educación...

 

En la escuela actual el profesorado lleva siempre “la voz cantante”, es decir, “hablan demasiado”. Y lo hacen no sólo en la lección magistral, sino también en las discusiones suscitadas en la clase en torno a un tema determinado, dominando a tod@s  l@s  interlocutor@s  y diciendo siempre “la primera y última palabra”; es una escuela de monólogos, y de silencios: el alumnado se habitúa a “desconectar”, total o parcialmente, su atención a lo que  el profesorado dice, hasta el punto que llegan a olvidar cómo volver a” conectarse” y prestar atención; cuando el profesorado no deja  hablar, l@s  escolares no pueden  callar...”el auténtico aprendizaje se produce sólo cuando el/la que aprende desempeña un doble papel, cuando es al mismo tiempo alumn@ y profesor/a, actuante y crític@, oyente y hablante”.

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